La ley es «abolida» y «derogada» solo para aquellos «en Cristo». “Sabemos que todo lo que dice la ley, a los que están bajo la ley,… son culpables ante Dios” (Rom. 3:19). Se señalarán al lector las escrituras que muestran que ambas leyes, como ambos árboles en el jardín del Edén, fueron dadas por Dios, y ambas han servido, y continúan sirviendo, sus funciones diferentes y separadas en el plan y propósito de Dios.